miércoles, 25 de enero de 2012

El regreso de Horus, 3ª parte

Saludos a todo el mundo, aquí llega otra parte del relato del gran primarca de los Lobos lunares. No es gran cosa, pero disfrutaba escribiendolo. Espero que también lo disfruteis al leerlo aunque sólo sea un poco. Bueno, aquí está:

<<Ése es el líder que necesitas destronar. Si lo desafías y lo matas tendrás bajo tu mando a toda esta gente y entonces podrás buscar venganza, también es posible que obtengas información sobre tu antiguo ser, parecían admirar a Horus>>

Horus, que aunque no le quedaba ya ni un tercio de armadura cubriéndole el cuerpo envuelto en sangre, aún tenía fuerzas. Se dirijió hacia el exterminador que había hablado y se paró justo enfrente de él. Aunque tenía puesta la armadura de exterminador, estaban a la misma altura. Horus era un falso primarca, pero aún así, un primarca. Lo miró unos segundos pensando qué hacer mientras se daba cuenta de que estaba desarmado y que su única ropa eran unos trozos mal puestos de servoarmadura y una túnica de sangre, tanto suya como de sus enemigos.

El líder de los exterminadores y ahora nuevo señor de lo que quedaba de ejército lo miró sorprendido y burlesco, pero se percató de que ese marine casi despojado de su armadura tenia un aura diabólica muy fuerte y una mirada de conquista en los ojos. No hacía falta ser un genio para saber lo que quería el individuo. Su aspecto le recordaba a alguien, pero no se acordaba de que hubiese alguien de ese tamaño en su ejército. Quizás sin la sangre, suciedad y el pelo tapándole la cara podría haberse acordado de quien es el traidor que lo desafía nada más comenzar su carrera como señor del caos. Grundom empezó a reirse como encendido por un demonio y ordenó a la guardia de exterminadores que aguardaban tras su espalda que se hicieran a un lado.

Todos se apartaron y dejaron sitio a los dos contrincantes. Grundom tiró un hacha sierra a los pies de su oponente y cojió su arma de energia. Mientras miraba retorcerse en halo de energía que la envolvía, Horus recojió el hacha y comenzó a sentir el agradable impulso de la destrucción en él.

Cargo contra Grundom con el hacha alzada y un rugido que parecía salir de las profundidades de la morada de los dioses. Su oponente lo recibió con un barrido de su martillo que lo derribo al suelo sin mucho esfuerzo. Horus permanecía tirado en el suelo mientras se desangraba poco a poco y la carne le empezaba a arder donde le había golpeado su oponente.


<<¿Quieres que esa herida no acabe con tu vida? Si te unes a mi te daré la inmortalidad y te libraré del sufrimiento.>>

Aunque tenía que ponerse en pie como fuese, no quería hacer caso a la voz, algo le decía que no tenía que aceptar y debía seguir luchando a toda costa.
Su fuerza de voluntad era tal que se puso de nuevo en pie, aún sangrante. Sabía que de frente no podría hacer nada, así que empezó a pensar en cómo podría hacerlo, y debía hacerlo antes de que fuese muy tarde.

<<¿Quieres conocimiento, sabiduría, poder? Únete a mi y lo tendrás todo a tu alcance.>>

Hizo caso omiso de la voz, esta vez menos agradable y corrió hacia un costado del enemigo pensando en atacar por el otro. Lo intentó y su enemigo lo atacó con un golpe seco y brusco hacia abajo, lo esquivó pero no le dio tiempo a atacar antes de que el enemigo se pusiese de nuevo en su posicion defensiva que tanto le estaba costando superar.

<<¿Quieres más velocidad y destreza? Te puedo dar tanta como quieras y muchas otras cosas fascinantes y agradables.>>

Ignorando la, esta vez sensual y atrayente, voz volvió a intentar la jugada pero su enemigo no caería dos veces en esa trampa, ya se encontraba preparado para tumbarlo con un solo golpe si le entraba por el mismo lado. Horus habia previsto esto y ataco por el lado original, por suerte la falta de armadura le daba muchísima más velocidad que a su enemigo recubierto de ceramita para exterminador. Fué un golpe de una desquiciada y tremenda fuerza, digna de un primarca, que hizo perder el equilibrio al paladín enemigo y Horus aprovechó para placarlo y una vez tirado en el suelo le asestó uno, dos y tres golpes con el hacha en la cabeza, resquebrajó el casco, pero nada más. Grundom vió desde el suelo la muerte venirle a buscar y en el momento en que Horus alzaba el hacha y levantó la cabeza lo recordó, estaba siendo derrotado por el mismísimo Señor de la Guerra.

<<¿Quieres matarlo, derramar su sangre? Te daré la fuerza y rabia necesarias, ofréceme su craneo y únete a mi en la ira eterna.>>

Entonces, sin hacerle caso a la cuarta y más enfadada voz, golpeó con todas las fuerzas que le quedaban de nuevo y el casco y la cabeza se partieron en dos justo antes de convertirse en una mezcla de carne, sesos, sangre, hueso y casco mezclados en una mancha roja oscura en el suelo.


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