domingo, 15 de enero de 2012

Nuevo relato: Tras la pista


El gran inquisidor Rammius del Ordo Malleus sacó su sello inquisitorial de nivel de seguridad magenta y lo introdujo en la pequeña puerta de acero que tras unos segundos de verificación se abrió dejando al descubierto el horror que allí habitaba. Era una de sus salas de interrogatorios favoritas, oscura, lúgubre, llena de instrumentos de tortura física y mental, artefactos alienigenas sacados de sus amplias investigaciones y todo allí estaba dedicado a facilitar su labor, defender al imperio de su peor enemigo...el caos. Y lo más importante y lo que más deseaba se encontraba allí en el centro de la pequeña sala fijado a una plancha de acero y rodeado de tres de sus aliados de mas confianza, su consejero, su guardaesppaldas y su interrogador más eficiente, ya había logrado sobrevivir algo mas de un año a su servicio; se trataba de un viejo conocido y amigo, pero llegado el momento eligió la decisión equivocada quedando en el bando que no debería.

 Se acerco a él lentamente
  -Marius, cuanto tiempo sin verte-le dijo mientras se quitaba la capa y dejaba finamente doblada sobre un asiento-desde el aquel día en Cephian,¿ lo recuerdas?
  -Claro que lo recuerdo, el día en el que traicionaste la confianza de aquel al que le debes la vida- respondió
  - Mi vida solo se la debo al emperador, y a nadie más. Marius, no te equivoques-

 -Dime donde esta él ahora-le preguntó de nuevo, durante un mes repetía el mismo sistema en busca de incongruencias o fallos, le realizaba sondéos y exploraciones psíquicas y no encontraba nada, él lo había preparado bien, sabia que ese momento llegaría y lo adiestro concienzudamente para poder resistir sus métodos y que jamas hablara.

 - Ya no sirvo a Aléssion, me relevo de mi cargo-dijo entre balbuceos sanguinolentos
El sabía que eso no era verdad, sus espías lo sabían, pero el maldito Aléssion le seguía dando esquinazo Parecía que jamas lo encontraría

 -Aún estás dolido por aquel chaval- le dijo Marius con una sonrisa en los labios


Claro que lo recordaba había encontrado un chico con una escala y sintonía psíquica tremenda, podría haber sido el definitivo, aquel que haría volver al Emperador, el mayor de los avatares, incluso mayor que el mismo Thor. Pero Aléssion, crítico con la facción thoriana, ejecutó al chico como demostración de que no era ninguna encarnación del Dios-Emperador.

 -Claro que lo estoy viejo compañero, pero sabes perfectamente que solo es una rencilla personal, sabes muy bien que tu maestro traicionó al Magno Imperio, se le imputan multitud de cargos...

 -Cargos que tu le imputas-dijo Marius

 -Tiene tratos con alienígenas y demonios, juega con las energías de la disformidad, esta corrompido y debe ser castigado

 -Todo lo hace por el bien del Imperio, tiene un plan que acabará con todo- Mientras decía esto un brillo en los ojos de Marius demostraba que realmente creía en lo que decía

- Todos los inquisidores extremistas lo tienen y ninguno lo ha conseguido

- ¡Por que los perros puritanos dogmáticos como tu se lo impiden!- grito el prisionero

Ya estaba harto del exconsejero, no se destacaba precisamente por ser un inquisidor paciente, seguiría la investigación prescindiendo de él, nuevos indicios le hacían pensar que estaba mas cerca de Aléssion que nunca...Cojio su preciada pistola bólter modelo Vulcan y con un disparo en la cabeza puso fin a la vida de Marius, permitiéndole ver la luz del emperador, después de todo Rammius era un hombre piadoso. Enfadado salió por la puerta de la sala de interrogatorios de su base de operaciones maldiciendo al hereje, al extremista, a Aléssion...a su antiguo maestro.

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